domingo, 9 de diciembre de 2012

Sentidos

El sonido de su respiración indicaba que estaba muy cerca, quizás tanto que todos sus sentidos estaban extraordinariamente sensibles. Tenía las pupilas exageradamente dilatadas, le costaba centrase en cualquier punto fijo. Su tacto, hipersensible, esperando sin más dilación a que sus terminaciones nerviosas consiguieran su premio.

Notaba como su lengua podía saborear el momento, cada vez más cerca. Y su oído… Su oído se convertía en una perfecta máquina capaz de captar con antelación cualquier movimiento.

Suavemente se acercaba, el final estaba muy cerca y la ansiedad por alcanzarlo se encontraba próxima. Sinuosamente, como un gato tras su presa, se alineaba, sujetaba, gemía con agitación. Sus manos se posaban con fuerza, sujetando para conseguir su propósito.

Ahora su respiración se tornó más y más rápida, sus labios se abrían recreando una oscura cueva anhelando estar completa. Le siguió un impulsivo movimiento de lengua, paseándose por el contorno rojizo de su entrada. Su piel se erizó, sintió como una profunda corriente eléctrica comenzaba a nacer en su espina dorsal. Deseo.

Antes de lo que pudo creer, pudo tomar el control de su visión. Estaba con los cinco sentidos alerta y mientras realizaba un extraño baile. Ir y venir, moverse, detenerse, comenzar, terminar.

Ahí estaba, dispuesta a terminar y culminar su necesidad. Dentro, estaba dentro de ella y lo sentía como una incesante fuerza que llenaba todo su ser. Era cada vez más rápido, más cálido, más erótico. Todo su ser se llenó de él, notando como le regalaba un momento orgásmico que no olvidaría.

Todo había terminado. Sintió el cuerpo laxo de su víctima entre sus brazos. Dejó caer el cuerpo al suelo a la par que abría de nuevo la boca. Sacó provocativamente la lengua, sólo para ella, y relamió la sangre que escapaba por la comisura. Había comido, había matado y había terminado.

Miró al techo estirando el cuello, se giró y no volvió la mirada atrás

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